
La pasión es una fuerza latente que eleva a la persona a una clase muy alta cuando se usa adecuada y correctamente.
Es una fuerza potente que no se puede, por sí sola a surgir, a manifestarse o a enfrentarse con otra fuerza sea para el bien o para el mal. Quien orienta esta potencia es el hombre; el que es considerado responsable de sus actos.